lunes, 24 de marzo de 2014

La sed

Recientemente ha salido a la venta "La sed", una antología de cuentos escritos por Francisco Muriana, que fue profesor de Historia del Dolores Ibarruri hace unos años. 

Los relatos que lo componen abarcan distintos géneros: desde la historia a la ciencia ficción, desde la aventura a la distopía... 

Si os apetece conocer un poquito más sobre el libro, podéis visualizar aquí mismo su booktrailer y sacar vuestras propias conclusiones :)


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martes, 18 de marzo de 2014

Una alumna enmascarada


La historia que quiero contar no trata sobre caballeros luchando contra dragones, ni de princesas que esperan a ser rescatadas por un apuesto príncipe, ni tampoco va sobre las historias de ahora sobre chicas corrientes que se enamoran de seres mitológicos.

Mi historia trata sobre una chica normal y corriente de 14 años que simplemente quiere ser ella misma en un entorno tan hostil como es el instituto. No sé si os habréis dado cuenta, pero la chica a la que me refiero soy yo. En el instituto todo se decide según eres por tu aspecto: si eres guap@ todos te querrán, pero si no lo eres tanto y encima te gustan cosas diferentes que a los demás… ¡lo llevas claro!

Pensaba hacer una historia, pero en realidad me ha salido una opinión personal mezclada con cosas estúpidas. Pero bueno… pensad en lo que he dicho. 

lunes, 10 de marzo de 2014

“Escritores inspirados”: literatura y drogas

A lo largo del siglo XIX muchos fueron los escritores y artistas que acudieron a todo tipo de drogas buscando en ellas su fuente de inspiración, un estímulo intelectual que les permitiera vivir experiencias sensoriales, estados anímicos desorbitados, que plasmar después en sus obras.

Los primeros en experimentar con estas sustancias fueron los poetas del Romanticismo. Casi todos probaron el laúdano (opio disuelto en alcohol), aunque lo más frecuente era el consumo de hachís, en torno al cual llegó incluso a crearse el llamado “Club de los adictos al hachís”, al que acudían con regularidad autores como Théophile Gautier o Charles Baudelaire.

Fruto de las alucinaciones producidas por este consumo son obras como La piedra lunar, de Wilkie Collins, Kubla Khan, de Coleridge, Del asesinato considerado como una de las bellas artes, de Thomas de Quincey, o La novia de Lammermoor, de Walter Scott. Todos ellos confesaron después que no podían recordar nada de dichas obras, ni siquiera haberlas escrito. El propio Quincey afirmó, además, que las drogas por sí solas no aportaban nada al talento, al genio, sino que solamente producen ciertos efectos en aquellos que ya poseen una imaginación altamente desarrollada.


Muy extensa es la lista de escritores y artistas adictos a estas sustancias. Pero muy extensa también es la lista de los que fallecieron prematuramente por ello (muchos de los denominados poetas malditos, por ejemplo), o de los que acabaron sus días presos de la locura provocada por la verdadera tormenta interior que las drogas ocasionaron en ellos. Esto precisamente es lo que el poeta simbolista Manuel Gutiérrez Nájera recogió en su poema “El hada verde”, también conocido como “La canción del bohemio”, en el que pone como ejemplo al malogrado poeta y dramaturgo francés Alfred de Musset, adicto al hachís y a la absenta que da título al poema. 

Si quieres escuchar este poema, pincha aquí:





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domingo, 9 de marzo de 2014

LA LITERATURA EN LA EDAD MEDIA (Siglos XI - XIV)


 A)    LA POESÍA

a)      La épica y los juglares:  la literatura popular.

En el siglo XII surge decididamente en la España cristiana la literatura en lengua vulgar. Sus primeras manifestaciones son orales y consistían en cantos épicos y líricos a cargo de los juglares. Estos entretenían a las gentes con múltiples habilidades: juegos de circo, música, canto… entre estos entretenimientos hubo uno que toca directamente a la literatura: cuando el texto de los cánticos eran obras de carácter poético.

Las obras juglarescas tenían como asunto temas religiosos o corteses. El grupo más importante de obras propias del arte de la juglaría se denomina Poesía épica medieval (poesía narrativa que canta las hazañas de un héroe local, mezclando realidad y fantasía) y la escuela literaria que ellos representan El Mester de Juglaría (se llama así porque el término Mester significa "oficio", por lo que estaríamos hablando de "el oficio de los juglares").

El género principal de la poesía épica son los llamados Cantares de gesta, extensas narraciones en verso en las que se exaltan las hazañas  y virtudes de los héroes y que se difundían de memoria por plazas y castillos.

La obra más importante que conservamos del Mester de Juglaría es el Poema de Mío Cid:


Es el único cantar de gesta que se ha conservado casi completo y cuya datación se ha establecido a principios del siglo XIII, si bien el verdadero Cid vivió entre 1040 y el 1099. La obra desarrolla el progresivo ascenso de la consideración del protagonista desde una situación apurada en la que pierde el favor real de Alfonso VI hasta que recupera su honor y su posición social. Está dividida en tres partes o "cantares": el del destierro, el de las bodas de sus hijas y el de la afrenta de Corpes.
 
·         Características técnicas y estilísticas:

-          Versos de doce o más de doce sílabas (verso compuesto), de medida irregular y rima asonante.
-          Estructurado en series o tiradas de versos, más o menos largas, cuya rima cambia de una serie a otra.
-     Intervenciones del juglar para llamar la atención de los oyentes: uso de la primera persona, vocativos, exclamaciones del emisor, apelaciones al oyente, diálogos…
-          Abundancia de epítetos "épicos" para exaltar personajes y lugares.
-          Adjetivos precedidos de artículo para menciones geográficas (Castilla, la gentil; Valencia, la clara…)
-          Frecuentes paralelismos y estructuras bimembres (disposición de palabras en grupos de dos)

·         Temática

El contenido del poema recoge temas de tipo político (exaltación del reino de Castilla, en oposición al fronterizo reino de León), socioeconómico (como el afán de ascenso social, el desprecio por la alta nobleza o el prototipo de guerrero fronterizo, propio de reinos en conflicto con territorios en poder de los musulmanes) e individual (exaltación del héroe épico y sus virtudes).

·         Argumento y estructura

El poema está dividido en tres partes o "cantares": el del destierro, el de las bodas de las hijas del Cid y el de la afrenta de Corpes:

-          La primera parte, "El cantar del destierro", narra como el Cid es acusado por envidiosos de haberse quedado con parte de los tributos de los reyes moros andaluces al rey de Castilla. Por eso el rey castellano, Alfonso, lo destierra. El Campeador se despide de su mujer (doña Jimena) y sus hijas (doña Elvira y doña Sol), expresando su deseo de verlas casadas. El Cid lucha en algunas batallas importantes después de las cuales entra en territorio musulmán. Ruy Díaz casi siempre sale victorioso del campo de batalla y acaba sometiendo a muchos pueblos y ciudades. Captura al Conde de Barcelona, pero lo libera a los tres días.

-          En la segunda parte, "El cantar de las bodas", el Cid sigue avanzando hacia el mar. Toma Valencia y en una batalla contra el rey de Marruecos obtiene un cuantioso botín que ofrece al rey. La mujer y las hijas del Cid se van a vivir con él en Valencia. Unos jóvenes nobles (los infantes de Carrión) aspiran a la riqueza del Cid y piden casarse con las hijas. El rey perdona al Cid y permite el matrimonio entre las hijas del Cid y los infantes, a pesar de que el Cid no es noble. Se celebran las bodas en Valencia.

-          La tercera parte, "El cantar de la afrenta de Corpes", empieza cuando se escapa el león del Cid y los infantes de Carrión muestran su cobardía. En el campo de batalla también tienen miedo y se esconden. El Cid tiene un mal presentimiento acerca de los infantes de Carrión, que pronto se cumple. Los infantes se llevan a sus mujeres de Valencia y, en tierras castellanas, las azotan y las dejan medio muertas en el robledal de Corpes. El Cid pide justicia al rey quien convoca a su corte en Toledo donde acuden los infantes. Los que apoyan al Cid se enfrentan con los infantes y sus amigos. El Cid es otorgado las espadas Tizón y Colada (la dote que pagó a los infantes antes de la boda) y hay una lid para reparar su honor. Los infantes de Carrión pierden la pelea y sus matrimonios con doña Elvira y doña Sol quedan disueltos. Los infantes de Navarra y Aragón piden en matrimonio a las hijas del Cid y se celebra la segunda boda. Después de esto se hace referencia a la muerte de Ruy Díaz de Vivar, El Cid Campeador.

b) El Mester de Clerecía: la literatura culta.

            
En el siglo XIII surge una literatura culta cuyo autores son clérigos y hombres cultos con educación latino-escolástica que escriben en lengua romance y con una finalidad didáctica. Utilizan, además, una métrica regular y cuidada: escriben en cuaderna vía, estrofas de cuatro versos alejandrinos, con una misma rima consonante y cesura (pausa interna) en la 7ª sílaba.


Además, el Mester de Clerecía se diferencia de la escuela juglaresca por sus temas, por preferir relatos de tipo sagrado, novelesco, moralizador o de historia antigua. Es una temática más universal, alejada de localismos, que se expresa a través de un lenguaje sencillo pero en el que se aprecia el uso de cultismos y el empleo de los recursos juglarescos para captar la atención de los oyentes.

Dos autores sobresalen dentro de esta escuela:

-          Gonzalo de Berceo, cuyas obras versan sobre vidas de santos o se refieren al culto a la Virgen María. Su principal obra es Los milagros de Nuestra Señora.

-          El Arcipreste de Hita, autor de la primera mitad del siglo XIV que tiene una única obra conocida: el Libro del Buen Amor: Extenso poema de 1709 estrofas muy variadas, donde tiene cabida lo religioso y lo profano, la fábula y la sátira, la observación personal y las influencias literarias, lo popular y lo culto… Son trece historias en las que el autor nos cuenta su vida amorosa con mujeres de toda condición, con una intención didáctica: pretende mostrar los peligros del loco amor para que conociéndose puedan evitarse. Así, junto al tema central (el amor), el autor recoge también el de la muerte y el del destino, uniendo, para ello, materiales diversos:
-          Fábulas y cuentos como demostraciones de los razonamientos de los personajes.
-          Canciones de serrana, satirizando a estos personajes.
-          Elegías: don Hurón y Trotaconventos.
-          Parodias: como la de Don Carnal y doña Cuaresma.
-          Poemas líricos a la Virgen como muestra de arrepentimiento, dolor…

B)    La prosa: Don Juan Manuel (1282-1348)



El Conde Lucanor o Libro de Patronio es la obra más importante de don Juan Manuel. Se trata de una colección de 51 cuentos procedentes de las tradiciones árabe y cristiana, sólidamente engarzados por la historia del aprendizaje de un joven noble, el Conde Lucanor, quien, en conversación con su criado Patronio sobre distintas cuestiones de moral individual o colectiva, va descubriendo, a través de los ejemplos que su ayo le cuenta, la mejor manera de comportarse en la vida para acrecentar su honra y su hacienda.

Se trata, pues, de una colección de cuentos inserta dentro de una ficción general que los enmarca y da unidad al libro. Todos los cuentos que componen el libro tienen una misma estructura, rígida y compleja, que nos permite distinguir en ellos tres planos narrativos bien diferenciados:
·         El Conde Lucanor expone a su criado Patronio algo que le preocupa o le intriga y le pide su opinión.
·         Patronio, para explicárselo, utiliza un cuento a modo de ejemplo.
·         Don Juan Manuel, al final del ejemplo, resume la enseñanza o moraleja en un pareado (dos versos que riman entre sí).

La mayor parte de los cuentos contenidos en El conde Lucanor no son originales de su autor, sino que eran originarios de colecciones de apólogos griegas y latinas antiguas.  El estilo del infante don Juan Manuel pretende la máxima claridad (intención didáctica) y concisión (la cual no consigue por ser un escritor que suele repetir sus ideas constantemente).


sábado, 8 de marzo de 2014

El hada verde (Canción del bohemio), Gutiérrez Nájera


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The absinthe drinker, de Viktor Oliva
¡En tus abismos, negros y rojos, 
fiebre implacable mi alma se pierde,
y en tus abismos miro los ojos, 
los verdes ojos del hada verde!

Es nuestra musa glauca y sombría,
la copa rompe, la lira quiebra, 
y a nuestro cuello se enrosca impía
              como culebra! 

Llega y nos dice: —¡Soy el olvido,
yo tus dolores aliviaré!
Y entre sus brazos, siempre dormido,
              yace Musset.

¡Oh, musa verde! Tú la que flotas
en nuestras vidas enardecidas,
tú la que absorbes, tú la que agotas
              almas y vidas.

En las pupilas concupiscencia;
juego en la mesa donde se pierde
con el dinero, vida y conciencia,
en nuestras copas, eres demencia
              ¡oh, musa verde!

Son ojos verdes los que buscamos,
verde el tapete donde jugué,
verdes absintios los que apuramos,
y verde el sauce que colocamos
en tu sepulcro, pobre Musset.

miércoles, 5 de marzo de 2014

La tormenta, de Francisco Martínez de la Rosa

¿Hubo un día jamás, un solo día,
cuando el amor mil dichas me brindaba,
en que la cruda mano del destino
la copa del placer no emponzoñara?

Tú lo sabes, mi bien: el mismo cielo
para amarnos formó nuestras dos almas;
mas con doble crueldad, las unió apenas,
las quiso dividir, y las desgarra.

¡Cuántas veces sequé con estos labios
tus mejillas en lágrimas bañadas,
tus ojos enjugué, y hasta en tu boca
bebí ansioso tus lágrimas amargas!

Con suspiros tristísimos salían,
mezcladas, confundidas tus palabras;
y al repeler mis manos con latidos,
tu corazón desdichas presagiaba...

Todas, a un tiempo, todas se cumplieron:
y si tal vez un rayo de esperanza
brilló cual un relámpago, el abismo
nos mostró abierto a nuestras mismas plantas.

¿Lo recuerdas, mi bien? Morir unidos
demandamos al cielo en noche aciaga,
cuando natura toda parecía
en nuestro daño y ruina conjurada:
la tierra nos negaba hasta un asilo;
la lluvia nuestros pasos atajaba;
bramaba el huracán; el cielo ardía,
las centellas en torno serpeaban...

¡Ay!, ojalá la muerte en aquel punto
sobre entrambos el golpe descargara,
cuando sin voz, sin fuerzas, sin aliento,
te sostuve en mis hombros reclinada.

'¿Qué temes? Vuelve en ti; soy yo, bien mío;
es tu amante, tu dueño quien te llama;
ni el mismo cielo separarnos puede:
o destruye a los dos, o a los dos salva.'

Inmóvil, muda, yerta, parecías
de duro mármol insensible estatua;
mas cada vez que retumbaba el trueno,
trémula contra el seno me estrechabas;
en tanto que por hondos precipicios,
casi ya sumergido entre las aguas,
a pesar de los cielos y la tierra
conduje a salvo la adorada carga...


Ahora, ¡ay de mi!, por siempre separados,
sin amor, sin hogar, sin dulce patria,
el peligro más lev me amedrenta;
la imagen de la muerte me acobarda:
ni habrá un amigo que mis ojos cierre;
veré desierta mi fatal estancia;
y solo por piedad mano extranjera
arrojará mi cuerpo en tierra extraña.

 

martes, 4 de marzo de 2014

Obsesión: La búsqueda

"Sus alpargatas chapoteaban sobre el barrizal mientras jugaba con las monedas que llevaba en la mano izquierda. Los miércoles había mercado en la plaza.

Apareció de la nada, hipnotizándole. Lo miró y le sonrió.

- Por amor de Dios, señorita -sonó una voz como de goznes oxidados, chirriante-, apártese de ese saco de harapos. ¿Quiere tener pulgas?

Hasta entonces, Martín no había sido consciente de llevar harapos.

A pesar de sus pulgas y sus harapos, todos los miércoles le regalaban una sonrisa, acompañada de la mirada de desprecio de la vieja dama de compañía. Todos los miércoles, durante años.

Demasiados. Lo que en un principio era apenas tolerado como el juego inocente de dos niños se transformó en alarma cuando sus cuerpos empezaron a cambiar. Y la vieja dama, que no había tenido quien la sonriera nunca, decidió acabar con ello".

Así comienza el primer relato de la antología "La sed", el primer libro del profesor Francisco Muriana. Si quieres saber más sobre él puedes visualizar aquí mismo su booktrailer:


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